Vino blanco: uno para cada ocasión

Sabemos que no es lo mismo beber una copa de vino sin comer, que tomar una copa de vino con un aperitivo o alguna comida. Hay un vino para cada ocasión.

Para muchos, la mayoría de los vinos son excelentes acompañantes para la mayoría de las comidas. Sin embargo, las características de la comida pueden afectar para bien o para el sabor del vino.

Si podemos entender estas interacciones entre el vino y la comida, no nos sentiremos limitados a la hora de elegir o recomendar vino para un determinado plato, basta con considerar las preferencias personales y las interacciones más comunes.

Por ejemplo, si la comida es dulce, el vino parecerá más seco, más amargo y más ácido, pero menos dulce y menos afrutado. En cambio, si la comida es salada, el vino se percibirá menos seco, menos amargo, menos agrio, pero más dulce y afrutado.

Tipos de vinos blancos

Lo primero que debemos saber son los diferentes tipos de vinos blancos que existen. Por lo cual, podemos hacer la siguiente categorización:

1. Secos

• No pasan por barrica, son vinos jóvenes. Son bajos en azúcar residual y extractos (cuerpo). Este vino se sirve ligeramente frío, solo, con un aperitivo o una comida ligera.
• Son vinos con una mayor concentración de extractos, ya pesar de ser «secos» (bajos en azúcar), tienen el dulzor de la fruta madura. Suelen envejecerse en botella y en algunos casos en barrica.

2. Semisecos

• Son vinos aromáticos que se suelen embotellar sin que todo el azúcar se convierta en alcohol. Acompañan muy bien platos poco consistentes (embutidos, pescados, arroces y pastas ligeras por ejemplo)

3. Dulces

• Son vinos con una alta concentración de azúcares y extractos, que les dan su carácter complejo.

La crianza en los vinos blancos

La mayoría de los vinos blancos son generalmente más jóvenes o rara vez envejecidos, pero también hay muchos vinos finos que se maduran en barricas y botellas y se envejecen durante largos períodos de tiempo. Los vinos blancos con crianza se pueden consumir entre 2 a 10 años, para disfrutarlos plenamente.

En España, la ley establece una serie de requisitos mínimos para la clasificación de los vinos blancos en función del tiempo de crianza. Sin embargo, estos términos pueden cambiar según cada D.O. que aplique su propio reglamento.

Por tanto, también podemos dividir los vinos blancos en las siguientes categorías según su tiempo de crianza:

• Vino blanco joven: no se ve afectado por el proceso de crianza en barrica en ningún momento, o como máximo el tiempo previsto por ley para los siguientes vinos de Crianza que mencionaremos.
• Vino blanco crianza: el vino blanco crianza debe permanecer en bodega durante 18 meses, de los cuales al menos seis meses deben ser en barrica de madera. Su comercialización se produce en el segundo año.
• Vinos blancos de reserva: los vinos blancos de reserva deben permanecer en bodega durante 18 meses, en madera durante 6 meses y comercializarse al tercer año.
• Vino Blanco Gran Reserva: el vino blanco Gran Reserva debe permanecer en bodega durante cuatro años y en barrica un mínimo de seis meses. Están disponibles en el sexto año.

Maridaje

Por supuesto, para elegir el vino blanco perfecto, debes poder maridarlo correctamente con la comida que estás sirviendo. El vino siempre debe equilibrar o complementar la comida, por lo que puedes combinar vinos blancos con una variedad de alimentos según el cuerpo, el azúcar, la acidez y la edad del vino.

Los blancos de mayor crianza, reserva y gran reserva, en madera son perfectos para platos delicados y salsas a base de carne o pescado, mientras que los blancos jóvenes maridan bien con alimentos más ligeros para que la comida no abrume el sabor de la bebida.